Publicar o perecer: el chart obsession de la ciencia

La cultura de “publicar o perecer" afecta tanto a la ciencia como el chart obsession afecta la industria musical.

Publicar o perecer: el chart obsession de la ciencia

Este post es únicamente para volver a tener una excusa para compartirles que FINALMENTE el artículo de mi tesis por fin fue publicado después de SEIS (6) años.

¿Ustedes han esperado SEIS AÑOS por algo? Just wow.

Lograr publicar este artículo (con la incesante ayuda de mi profesor tutor, siendo honesto; kudos a Mau. SIEMPRE serás famoso) me puso a pensar en ¿por qué los científicos parecen estar obsesionados con publicar, publicar, y publicar a un ritmo cada vez más acelerado?

¿Hasta dónde son capaces de llegar con tal de ver sus trabajos en revistas prestigiosas?

¿Están dispuestos a esperar años? Muchas preguntas.

Parece que toda esta cultura es una respuesta al entorno competitivo (y lowkey hostil) que impera en la academia. La cultura de “publicar o perecer”, describe la intensa presión que enfrentan les investigadores para publicar los resultados de sus investigaciones de manera constante y rápida, con el fin de mantenerse relevantes y avanzar en sus carreras dentro de la academia.

Esto es algo así como cuando los artistas publican en masa versiones distintas de sus discos, o diferentes variantes de sus vinilos para poder mantenerse en el top 200 de Billboard. Es el chart obsession del que acusan a Billie Eilish, Taylor Swift, y Charli XCX, pero en la ciencia.

Esta frase se utiliza desde al menos mediados del siglo XX y se ha convertido en un elemento central en la evaluación de la productividad científica. Ustedes no tienen idea de lo que esto me molesta, lol.

En el ámbito académico, especialmente en universidades e institutos de investigación, la publicación de artículos científicos es uno de los principales criterios para evaluar la calidad y el impacto de un investigador. Esto quiere decir que de esto dependen obtención y renovación de contratos laborales, aumentos salariales y nombramientos de plazas fijas, adjudicación de fondos o becas, y por ende, el posicionamiento en rankings universitarios y redes científicas internacionales.

¿Esta persona tiene nula vocación para enseñar, pero tiene 30 publicaciones en su currículo? ¡CONTRADADO!

¡Este hombre ha sido acusado de hostigamiento y acoso en el pasado, pero hey! Miren estas publicaciones en revistas de alto impacto. You know what? TOMÁ ESTA PLAZA!

Consecuencias negativas

  • Calidad vs. cantidad: tale as old as time. La presión por publicar puede llevar a priorizar la cantidad de artículos sobre la calidad, fragmentando investigaciones en múltiples publicaciones menores o repitiendo temas con mínimas variaciones.
same energy
  • Ética científica comprometida: ¿manipulación de datos? ¿sesgo de confirmación? ¿coautoría estratégica? ¿Nula revisión por pares? Todo bien, pero publica, porfa. <3
  • Crisis de replicabilidad: Esto es algo en lo que no había pensado hasta que me puse a leer sobre este tema para hacer este post. Y es que la urgencia por publicar ha contribuido a una crisis en la validación de resultados, dificultando la reproducción de experimentos y minando la confianza en ciertos hallazgos científicos (por todo lo mencionado en el bullet anterior).
  • Desigualdad y competencia extrema: El modelo favorece a quienes tienen más recursos y acceso a redes internacionales, ampliando la brecha entre países y universidades con diferentes niveles de financiación y prestigio.

Estas son solo un par de las consecuencias negativas en el mero ámbito profesional. Imagínense el impacto personal que tiene esta tendencia en los científicos. Estrés, burnout, y el abandono de la carrera académica son consecuencias frecuentes. Esto se puede evidenciar más en grupos con el menor apoyo como las mujeres investigadoras, académicos de países en desarrollo, y básicamente cualquiera que no sea un hombre blanco del primer mundo con privilegios.

Siento que se debe generar un debate sobre la necesidad de reformar los sistemas de evaluación académica, buscando un equilibrio entre la cantidad y la calidad de las publicaciones, así como el reconocimiento de otras formas de contribución científica (docencia, divulgación, mentoría, ciencia abierta). Si estamos en el círculo científico, podemos plantear la urgencia de un cambio de mentalidad que valore la integridad y el impacto real del trabajo científico, más allá de los simples indicadores numéricos.

¿Publicamos más y más rápido para ser mejores y compartir el conocimiento, o solo para estar y sobrevivir en el campo?